Mientras el Partido Popular intenta recomponerse de la gravísima crisis interna que estalló a causa de la reforma legal que permitirá rebajar condenas de etarras y que el partido apoyó por error, los esfuerzos se centran en hacer pedagogía para evitar la desafección de las bases y del propio electorado.
La noticia ha generado una gran desolación en el grupo parlamentario del Congreso, donde los diputados y dirigentes se muestran desorientados y sin saber qué hacer.
Los dirigentes de distintos territorios, como alcaldes, concejales y diputados, relatan amargamente cómo en sus provincias, municipios e incluso núcleos personales, los reproches no dejan de sucederse.
"La gente no entiende cómo ha podido pasar esto", coinciden varios cargos.
El PP se enfrenta ahora a una dura tarea para explicar a sus bases y a sus votantes por qué apoyaron la reforma legal, y cómo van a arreglar el error cometido.
Mientras tanto, la oposición política no ha tardado en aprovechar el error del PP para atacarlo y cuestionar su capacidad para gobernar.
La situación es especialmente delicada para el PP, ya que su electorado está muy sensibilizado con la cuestión del terrorismo y la memoria histórica.
El PP necesita encontrar una forma de solucionar este problema de manera rápida y efectiva, o de lo contrario, podría perder la confianza de sus votantes y sufrir las consecuencias en las próximas elecciones.