No hay dioses, pero sí monstruos
La humanidad ha buscado siempre respuestas a preguntas fundamentales sobre la existencia y el universo. A lo largo de la historia, hemos creado mitos y leyendas para explicar fenómenos naturales y el misterio de la creación.
Pero, ¿qué sucede cuando nos damos cuenta de que no hay dioses que nos protejan o nos castiguen? ¿Qué sucede cuando nos enfrentamos a la crudeza de la realidad y nos damos cuenta de que no hay seres supremos que nos guíen?
La respuesta es simple: nos enfrentamos a los verdaderos monstruos. Sí, ¡monstruos! Seres que nos rodean, que nos observan y que nos acechan en cada esquina.
Estos monstruos no son criaturas míticas con escamas y garras, sino seres humanos que han sido corrompidos por el poder, la ambición y la codicia. Son los líderes que nos engañan, los políticos que nos traicionan y los empresarios que nos explotan.
Estos monstruos son los que nos han llevado a la ruina, a la desesperación y a la desilusión. Son los que nos han hecho creer que no hay esperanza, que no hay futuro y que no hay salida.
Pero, ¿qué podemos hacer para enfrentar a estos monstruos? ¿Qué podemos hacer para cambiar el curso de la historia y para crear un mundo mejor?
La respuesta es simple: debemos unirnos, debemos luchar y debemos resistir. Debemos luchar por nuestros derechos, por nuestra libertad y por nuestra dignidad.
Debemos enfrentar a los monstruos con valentía, con determinación y con convicción. Debemos hacer que se rindan, que se sometan y que se entreguen.
Así que, ¡no te rindas! ¡No te desanimes! ¡No te dejes vencer por los monstruos! ¡Sé valiente, sé fuerte y sé decidido! ¡Lucha por tu futuro, lucha por tu libertad y lucha por tu dignidad!
Porque, al final, no hay dioses que nos salven, pero sí hay monstruos que debemos enfrentar. ¡Esto es la verdad! ¡Esto es la realidad!