Las infusiones han sido un complemento apreciado en la dieta diaria de muchas personas debido a sus beneficios para la salud. Desde la relajación y el descanso nocturno hasta la ayuda en la pérdida de peso y la mejora en la digestión, parecen ser la solución perfecta para aquellos que buscan una vida más sana.

No obstante, como ocurre con cualquier cosa en la vida, los extremos pueden tener consecuencias negativas. En el caso de las infusiones, consumirlas de manera diaria puede afectar nuestra salud de maneras que no imaginamos.

Una de las razones principales por las que las infusiones pueden ser perjudiciales es el contenido de cafeína que algunas contienen. La cafeína es una sustancia estimulante que, en dosis moderadas, puede ser beneficiosa para la concentración y el estado de ánimo. Sin embargo, una ingesta excesiva puede llevar a problemas como la ansiedad, el insomnio y aumentos en la presión arterial.

Otro factor a tener en cuenta es la cantidad de azúcares que algunas infusiones pueden contener. Aunque se suelen considerar una opción más saludable que los refrescos u otros productos azucarados, ciertas marcas y preparaciones de infusiones pueden incluir grandes cantidades de azúcar, lo que puede contribuir a problemas de salud como la obesidad y la diabetes.

Además, ciertas infusiones pueden interactuar con medicamentos recetados o agravar condiciones de salud preexistentes. Por ejemplo, las infusiones de hierbas como la valeriana o la pasiflora pueden aumentar el efecto de los sedantes y los antidepresivos, mientras que las infusiones de algas o de ciertas setas pueden contener altos niveles de yodo, lo que puede ser perjudicial para personas con problemas de tiroides.

Para disfrutar de las infusiones de manera segura, es esencial consumirlas con moderación y prestar atención a los ingredientes y su posibilidad de interacción con otros productos. También es recomendable elegir infusiones naturales y sin azúcares añadidos, y consultar con un profesional de la salud en caso de duda.