¡Descubre el secreto de Jaén que hace que los expertos en aceite se vayan de la lengua!

En el corazón de la provincia de Jaén, en España, se encuentra el olivar de Castillo de Canena, un lugar mágico donde se produce uno de los mejores aceites del mundo. Sin embargo, lo que realmente destaca a este aceite no es solo su calidad, sino también su producción sostenible, que consume mucha menos agua que la media en la industria oleícola.

Los aceites Castillo de Canena tienen un prestigio incomparable en el mundo del aceite. Han ganado numerosos premios a la excelencia oleícola, y son considerados entre los mejores del mundo. Sin embargo, su influencia trasciende la esfera gastronómica, ya que también han forjado estrechos lazos con universidades y centros de investigación e innovación.

La empresa jiennense es una pyme que ha logrado establecerse en el mercado a pesar de la intensa competencia. Su aceite se puede encontrar en restaurantes y eventos de alto nivel, donde se valora su sabor y su calidad. Pero lo que realmente hace que Castillo de Canena se destaque es su compromiso con la innovación y la sostenibilidad.

En una época en la que la conservación del agua es más importante que nunca, Castillo de Canena ofrece una solución real para reducir el consumo de este recurso. Su producción de aceite requiere mucha menos agua que la media en la industria, lo que la convierte en una empresa líder en sostenibilidad.

Además de su innovadora producción de aceite, Castillo de Canena también colabora con universidades y centros de investigación. Su compromiso con la innovación y la sostenibilidad es un ejemplo a seguir en la industria oleícola. Su trabajo ha sido reconocido por expertos en el sector, y su aceite es considerado uno de los mejores del mundo.

En resumen, el aceite de Castillo de Canena es un producto único que combina calidad, sostenibilidad y innovación. Su producción requiere mucha menos agua que la media en la industria, lo que la convierte en una empresa líder en sostenibilidad. Su compromiso con la innovación y la colaboración con universidades y centros de investigación es un ejemplo a seguir en la industria oleícola.