La Copa del Rey, también conocida como el torneo del K.O., ha sido testigo de una sequía infranqueable para los equipos anfitriones. Desde que el Baskonia ganó el título en la temporada 2001-02, ningún equipo que ha tenido el honor de organizar el evento ha podido llevarse el trofeo a casa.
Esta estadística es sorprendente, considerando que la ventaja de jugar en casa suele ser un factor importante en el baloncesto. Sin embargo, en la Copa del Rey, parece que esta ventaja se convierte en una maldición.
Los equipos anfitriones, con la presión de sus propios aficionados y la responsabilidad de organizar el evento, parecen fallar en el momento crucial. La tensión y el estrés de tener que rendir en su propia cancha parecen afectar su rendimiento en la pista.
El Baskonia, que rompió la maldición en 2002, fue el último equipo en ganar la Copa del Rey como anfitrión. Desde entonces, una serie de equipos han intentado seguir sus pasos, pero ninguno ha podido repetir el éxito.
La pregunta es, ¿qué puede estar causando esta maldición? ¿Es la presión de jugar en casa, la responsabilidad de organizar el evento o algo más? Lo que es seguro es que los equipos anfitriones deben encontrar una forma de romper esta maldición si quieren tener alguna oportunidad de ganar el título.
Mientras tanto, los aficionados del baloncesto siguen esperando a que algún equipo anfitrión rompa la maldición y gane el título. ¿Será este el año en que la sequía se termine? Solo el tiempo lo dirá.