Mikel Oyarzabal fue el primero en dar la cara tras la dura derrota sufrida ante la Lazio, un partido que seguramente muchos de los aficionados del equipo querrían olvidar lo antes posible. El delantero aseguró que fue "un día para olvidar" y que parecía que "se nos ha juntado todo", resaltando que "no nos ha salido nada" y que la expulsión condicionó significativamente el desarrollo del partido.
En su análisis, Oyarzabal reconoció que la Lazio fue superior durante todo el encuentro, lo que se tradujo en una ventaja en el marcador que el equipo no pudo revertir. Sin embargo, mostró un espíritu positivo y de superación, afirmando "borrón y cuenta nueva", lo que indica que el equipo ya está enfocado en dejar atrás esta derrota y mirar hacia adelante con la intención de mejorar y superar las dificultades.
Uno de los aspectos que Oyarzabal destacó como positivo fue el esfuerzo y la actitud del equipo en el segundo tiempo, especialmente por parte de los jugadores que salieron al campo en esa segunda parte. Aseguró que "el equipo ha dado la cara" y subrayó la importancia del gol anotado en ese período, no solo por el resultado final, sino también por su impacto en el gol average, lo que sugiere que hay aspectos en los que el equipo puede construir hacia el futuro.
La derrota ante la Lazio puede ser un punto de inflexión para el equipo, forzándolos a reevaluar sus estrategias y a buscar formas de mejorar su rendimiento. Con líderes como Mikel Oyarzabal, que asumen la responsabilidad y miran hacia adelante con optimismo, el equipo puede comenzar a reconstruir y a trabajar hacia mejores resultados en el futuro.
A medida que el equipo se prepara para los siguientes desafíos, es crucial que mantengan el espíritu de lucha y mejora que Oyarzabal ha enfatizado. La capacidad de aprender de los errores y de superar las adversidades será clave para avanzar y alcanzar los objetivos trazados. Con la determinación y el compromiso de sus jugadores, el equipo puede transformar esta derrota en una oportunidad para crecer y fortalecerse.