¿Qué secretos se esconden detrás de los rodamientos que hacen girar el mundo?

Poco tiene que ver el primitivo rodamiento que ideó Leonardo da Vinci hace 500 años con los complejísimos transmisores de movimiento que sirven a la industria automotriz y eólica en el siglo XXI. Hoy, estas piezas que permiten la rotación de la rueda de un camión durante más de un millón de kilómetros o el giro de la turbina de un aerogenerador de 200 metros de altura se fabrican con una tolerancia al error más pequeña que un cabello, lo que garantiza precisión y fiabilidad. No es una exageración, sino la señal de identidad de la multinacional aragonesa Fersa, referente mundial en el ensamblaje de estos componentes que, pese a registrar un crecimiento exponencial, mantiene su cuartel general en la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza).

La historia de Fersa comienza hace varias décadas, cuando un grupo de visionarios emprendedores decidió apostar por la fabricación de rodamientos y componentes para la industria automotriz. Con el tiempo, la empresa creció y se consolidó como una de las principales proveedoras de este tipo de componentes en Europa. Sin embargo, no fue hasta la entrada en el siglo XXI que Fersa experimentó un crecimiento exponencial, gracias a la creciente demanda de componentes para la industria eólica y la necesidad de desarrollar tecnologías más sostenibles y eficientes.

Hoy en día, Fersa es una multinacional con presencia en todo el mundo, que emplea a cientos de personas y genera ingresos millonarios. Sin embargo, a pesar de su crecimiento y expansión, la empresa mantiene su compromiso con la calidad y la innovación, y sigue siendo una de las principales referentes en la fabricación de rodamientos y componentes para la industria automotriz y eólica.

La fabricación de rodamientos es un proceso complejo que requiere una gran precisión y atención al detalle. Los rodamientos deben ser capaces de soportar cargas y tensiones extremas, y deben ser diseñados para funcionar de manera eficiente y silenciosa. Para lograr esto, los ingenieros y técnicos de Fersa utilizan las últimas tecnologías y materiales, como el acero inoxidable y los materiales compuestos, para crear componentes que sean a la vez resilientes y ligeros.

Además de su compromiso con la calidad y la innovación, Fersa también se esfuerza por ser un ejemplo de sostenibilidad y responsabilidad social. La empresa ha implementado una serie de políticas y prácticas para reducir su impacto ambiental, como la recogida de residuos y la reutilización de materiales. Además, Fersa también colabora con organizaciones y comunidades locales para apoyar proyectos y programas que promuevan la educación y el desarrollo sostenible.