¡Esto es el colapso total! Trump quiere invadir Groenlandia y se apodera del Canal de Panamá

La intención del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, de considerar el uso de la fuerza militar para tomar el control de Groenlandia y del Canal de Panamá ha generado un gran revuelo en la comunidad internacional.

Esta postura marca un rechazo a décadas de política estadounidense que ha priorizado la autodeterminación sobre la expansión territorial. La autodeterminación es el principio según el cual los pueblos tienen el derecho a decidir su propio destino y forma de gobierno, mientras que la expansión territorial se refiere a la anexión o conquista de nuevos territorios.

La política de Estados Unidos hacia Groenlandia y el Canal de Panamá ha sido tradicionalmente respetuosa con la soberanía de estos territorios. Sin embargo, la intención de Trump de utilizar la fuerza militar para tomar el control de estos territorios supone un cambio radical en esta política.

El Canal de Panamá es una vía de navegación fundamental que conecta el Océano Atlántico con el Océano Pacífico, y su control ha sido un tema de interés estratégico para Estados Unidos durante mucho tiempo. La expansión territorial de Estados Unidos en la región del Canal de Panamá se remonta a principios del siglo XX, cuando el país construyó el canal y estableció una zona de control alrededor de él.

Por otro lado, Groenlandia es un territorio autónomo dentro del Reino de Dinamarca, con una población de alrededor de 56.000 habitantes. La isla tiene una gran importancia estratégica debido a su ubicación en el Ártico y a sus recursos naturales, como el petróleo y el gas.

La intención de Trump de tomar el control de Groenlandia y del Canal de Panamá ha sido criticada por muchos como una política de expansión territorial agresiva y anacrónica. La comunidad internacional ha rechazado esta postura, recordando que la autodeterminación y la soberanía de los pueblos son principios fundamentales del derecho internacional.

En resumen, la intención de Trump de utilizar la fuerza militar para tomar el control de Groenlandia y del Canal de Panamá supone un cambio radical en la política de Estados Unidos hacia estos territorios, y ha generado un gran revuelo en la comunidad internacional. Esta postura ha sido criticada como una política de expansión territorial agresiva y anacrónica, y la comunidad internacional ha reiterado su compromiso con la autodeterminación y la soberanía de los pueblos.