El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido un fuerte vínculo con los deportes de combate desde la década de 1980. Su relación con la industria ha sido larga y compleja, y algunos expertos creen que su conexión con la UFC (Ultimate Fighting Championship) y su presidente, Dana White, ha sido fundamental en su regreso a la Casa Blanca.

En la década de 1980, Trump comenzó a involucrarse en el mundo de los deportes de combate, cuando la ciudad de Atlantic City estaba en su punto máximo. Su casino, el Trump Plaza Hotel and Casino, era un lugar popular para eventos de boxeo y lucha libre, y Trump se convirtió en un apasionado defensor de la industria.

En 2001, la Zuffa, LLC, una empresa propiedad de los hermanos Frank y Lorenzo Fertitta, compró la UFC por 2 millones de dólares. Sin embargo, la empresa estaba en crisis y estaba al borde de la quiebra. Fue entonces cuando Dana White, un conocido promotor de eventos de artes marciales mixtas, se unió a la empresa como presidente.

Trump, que había sido un amigo y mentor de White, se convirtió en un apoyo clave para la UFC en su momento más crítico. Su relación con la industria y su influencia política ayudaron a cambiar la percepción pública de la UFC y a promover su crecimiento.

Lo que seguramente muchos olvidan es que Trump también jugó un papel importante en ayudar a salvar al UFC durante los años más críticos de la empresa, cuando ya se habían quedado solo 40 estados donde se permitían los eventos. La UFC logró superar una prohibición a nivel federal y se convirtió en una de las organizaciones de deportes de combate más grandes y respetadas del mundo.

A cambio de su apoyo, White y la UFC han sido algunos de los mayores defensores de Trump en su carrera política. En 2016, White incluso se unió a Trump en el escenario durante un mitin en Nueva York, mostrando su apoyo público al entonces candidato presidencial.

Ahora, con Trump de regreso en la Casa Blanca, muchos se preguntan si su conexión con la UFC y White jugará un papel en su agenda política. Aunque no se sabe qué hay en el futuro, es claro que la relación entre Trump y la industria de los deportes de combate es fuerte y continua.